SIMON BOLIVAR
Noble, rico y con talento. Así era descrito por sus contemporáneos este caraqueño nacido el 24 de julio de 1783 y bautizado como Simón José Antonio de la Santísima Trinidad. De origen vasco, hacía parte de una familia que en varios siglos de presencia en Venezuela había acumulado una gran fortuna. Tierras, minas, plantaciones, ganado, esclavos y residencias le permitieron a Simón disfrutar de privilegios, pero también, paradójicamente, de privaciones. Muy temprano perdió a sus padres, los dos por tuberculosis, enfermedad de la que también padeció él mismo. A los 15 años partió a España, donde, en 1802, se casó con la joven María Teresa Rodríguez del Toro, quien murió ocho meses después de la boda. Bolívar afirmó años después que si no hubiera enviudado, quizá su vida hubiese sido otra y no sería el Libertador. En Europa entró en contacto con las ideas de la Revolución francesa. Ya en 1805 lo acompañaba el convencimiento de que su destino era liberar a su país de la dominación española. En 1810 se unió al proceso por la independencia que comenzó en Venezuela con Francisco Miranda como líder. Cuando este primer intento concluyó en fracaso, Bolívar se vio obligado a refugiarse en la Nueva Granada, donde en 1812 emitió el Manifiesto de Cartagena, una proclama en la que convocó a los americanos a rebelarse y corregir los errores cometidos en estos dos primeros años de lucha.
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